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jueves, febrero 23, 2017

LOS 18 TIPOS DE FANTASIAS SEXUALES

Las fantasías eróticas son aquellas cuyo contenido se centra en lo sexual. En lo demás no se diferencian de cualquier otro tipo de fantasía, como la que lleva a una mujer a soñar que es una bailarina clásica o a un varón con ser el goleador de su equipo, por sólo mencionar dos estereotipos.

La imaginación nos permite transportarnos, sin ningún costo adicional, a situaciones deseadas o prohibidas. Desde la niñez, las fantasías son el vehículo de nuestros más ocultos deseos, algunos inocentes y otros no tanto.

Si bien es cierto que el desconocimiento, la falta de respuestas o la represión son grandes generadores de fantasías, de ningún modo debe pensarse que todas son la consecuencia de una limitación o carencia afectiva y sexual. Muchas personas recurren a ellas como un factor de enriquecimiento de su vida amorosa.
Los distintos tipos

Podríamos intentar tipificar algunas fantasías eróticas para facilitar su comprensión y, a la vez, disminuir la angustia de muchas personas que se alarman cuando las tienen porque se sienten como perversos, anormales o enfermos, en lugar de aceptar que los sueños, utopías, delirios y vuelos imaginarios son universales:

1) Las fantasías que ayudan a excitarse: responden a un placer de tipo narcisístico, pues quien las produce no persigue otra finalidad que regodearse imaginándolas.

2) Las fantasías que sirven para masturbarse: aquí entra en juego un otro. Se conciben situaciones, personas y lugares con el fin de lograr una excitación que será liberada a través del acto masturbatorio.

3) Las fantasías que suplen carencias: comunes a algunas personas solteras/os, maduras/os, viudas/os y gerontes (tercera edad) de ambos sexos.

4) Las fantasías que permiten realizar el coito o sirven como ingrediente: hay personas que no pueden tener actividad sexual si no encienden sus fantasías a través de material gráfico o audiovisual y otras aderezan el encuentro fantaseando determinadas situaciones, inclusive pensando en otra persona que no es su pareja.

5) Las fantasías compartidas con la pareja que procuran aumentar la pasión: pueden incluir juegos donde se interpretan escenas, lugares, personajes o roles diferentes.

6) Las fantasías sadomasoquistas: en ciertos casos, aparece la necesidad de lastimar, de infligir castigos, o de ser castigados.

7) Las fantasías de prostitución: pueden llegar a estimular y excitarse, pero también pueden actuar como inhibitorias (“si yo tengo muchos orgasmos: ¿en qué me voy a convertir?”, suelen pensar pacientes anorgásmicas).

8) Las fantasías de poder, de gran potencia o de dominio sexual.

9) Las fantasías de escenario: estar en un lugar exótico, en una playa en la arena o en el mar.

10) Las fantasías de la persona que se coloca en actitud de idolatría y adoración: es deseo exclusivo del varón y sus atributos.

11) Las fantasías voyeuristas: imaginan mirar a una dama o a un varón que se desviste o se masturba o a una pareja haciendo el amor. Una variedad, muy prevalente entre los varones, es de querer ver a dos mujeres teniendo relaciones sexuales entre ellas.

12) Las fantasías exhibicionistas: consisten en mostrar su cuerpo o los genitales o masturbarse delante de otras personas que las desean.

13) Las fantasías “colectivas”: representan el deseo de intercambio de parejas o de sexo grupal.

14) Las fantasías de contexto variado: imaginar una situación determinada e incluso prohibida, por ejemplo, jefe-empleado, alcoholizados, con una persona dormida o inconsciente, fetichismo de pies, relatos eróticos, etc.

15) Las fantasías que giran en torno a personas o personajes: en general tienen que ver con damas o varones inaccesibles, como la pareja de las amistades, los compañeros de trabajo o un personaje famoso. Las estadísticas revelan que la mayor parte de las fantasías se dan con personas conocidas o allegadas.

16) Las fantasías preparatorias: hay personas que se obsesionan esperando el primer encuentro sexual con una nueva pareja. Estas fantasías sirven para calmar la angustia.

17) Las fantasías que incluyen variantes: la persona se imagina con otras dos personas, orgías grupales, uso de objetos y ayudas sexuales (dildos, vibradores, arneses) que no se atrevería a emplear en la práctica, con cambios de roles (por ejemplo que la mujer penetra a su compañero).

18) Las fantasías homosexuales: hay personas que las utilizan en sus encuentros heterosexuales o en sus actividades masturbatorias. Se refiere a heterosexuales que se excitan con historias donde mantienen relaciones sexuales con otras personas de su mismo sexo o en las que otras personas poseen a sus compañeros. Esto no deberá parecer tan extraño, ya que en muchos seres humanos pueden aparecer sueños o fantasías homoeróticas. No por soñar con un juego amoroso con alguien del mismo sexo eso las define como homosexuales.

Sin lugar a dudas, el sexo se enriquece con las fantasías. Por supuesto, las personas deberían tener una vida sexual, en lo real, lo suficientemente intensa e interesante como para que las fantasías funcionen como complemento o ingrediente, sin llegar nunca a sustituirla. También suelen ser un antídoto contra la rutina sexual.

Extractos del libro “Derecho al goce” (ediciones Lea), del doctor Adrián Sapetti, médico especialista en psiquiatría, psicoterapeuta y sexólogo. Es miembro de la Academia Internacional de Sexología Médica (AISM) y miembro directivo de la Sociedad Argentina de Sexualidad Humana (SASH), entre otras instituciones.

Fuente: Clarín

viernes, abril 17, 2009

FETICHE DE PIES, MEDIAS Y ZAPATOS actualizado al 2024


La persona fetichista es aquella a quien algún objeto, prenda o parte del cuerpo, en particular le provee gran excitación sexual, y para quien esa fijación en dicho fetiche le imposibilita o dificulta que pueda relacionarse eróticamente de otra manera, pues la única manera de excitarse sexualmente es con la ayuda de dicho objeto. Por lo tanto, el fetichismo afecta directamente la vida de esa persona. No se trata meramente de que determinado objeto le guste o pueda provocar placer, sino de que la utilización o la presencia del objeto en contextos eróticos se convierte en una compulsión. Se le incluye dentro del grupo de las PARAFILIAS y también se le conoce como PARCIALISMO.

Fetichismo: "se trata de la expresión comportamental de la sexualidad en la que se gusta de poseer objetos o pertenencias de determinada(s) persona(s)". Fuente: Sexoterapia Integral, ed. Manual Moderno, 2011, pág. 34.

¿Qué es el fetichismo y ejemplos?
Sigmund Freud consideraba el fetichismo como un tipo de parafilia, un tipo de conducta sexual, donde el individuo se ve afectado por un objeto o una parte del cuerpo humano que le provoca la excitación. Por ejemplo, los zapatos, los pies, la ropa interior, diversos accesorios del vestuario, entre otros objetos.

El cómo o por qué se desarrolla un fetichismo, sea específico a pies o a cualquier otro objeto, es un punto muy controvertido que no se puede responder a ciencia cierta.

Sin embargo, la teoría más aceptada se basa en el trabajo del sexólogo norteamericano John Money titulado "Love Maps". El mapa sexual o erótico de cada persona, según Money, se desarrolla durante la niñez. Un fetiche dirigido a ropa interior, por ejemplo, puede instalarse como consecuencia de alguna experiencia que haya tenido el niño viendo de improviso a alguien vistiéndose con esa prenda íntima o al tener contacto con dicha prenda. En ese caso, se relaciona psicológicamente la excitación sexual con el objeto y puede, como consecuencia, desarrollarse un fetichismo (Fuente: https://www.academia.edu/9475166/FETICHISMO).


Por eso hay que tener cuidado con los niños y sus experiencias en la infancia, ya que allí es donde se van formando y fijando los gustos sexuales que luego querrán experimentar de adultos.

Los seres humanos somos muy creativos y podemos otorgar carga erótica a un sinnúmero de objetos, personas o situaciones. Que una persona se sienta atraída por algo poco convencional no quiere decir que esa atracción sea mala o anormal necesariamente. El problema no está en el gusto, sino en la fijación o la compulsión por el gusto.

Niveles o grados de Fetichismo según el Dr. Juan Luis Álvarez-Gayou Jurgenson, Fundador y Director General del Instituto Mexicano de Sexología.:

1. Área no erótica: 
1a. Expresión Mínima: consiste en el gusto que tienen las personas de llevar una prenda de una o varias personas hacia las cuales sienten afecto o admiración, o que les son atrayentes o atractivas.
1b. Expresión Acentuada: se trata de personas que con mayor dedicación hacen esto. Por ejemplo, los que desean poseer la colección más completa de prendas o bien aquellos que guardan un archivo impresionante de fotografías, videos sobre su fetiche en particular.
2. Área erótica sexual:
2a. Expresión Erótica Sexual a Nivel de Fantasía: cuando el fin es obtener erección, eyaculación u orgasmo. Se presenta cuando varias veces el sujeto ha utilizado la fantasía; por ejemplo, una prenda íntima, una media, un calcetín, un zapato, etc., como estímulo sexual efectivo.
2b. Expresión Erótica Sexual Mínima: será aquella en la que alguna vez se use una prenda como estímulo sexual efectivo.
2c. Expresión Erótica Sexual Preferida: se refiere a aquellos que, aun presentando otras expresiones, tienen colecciones de fotografías, prendas íntimas o gustan de obtenerlas para usarlas como estímulos sexuales efectivos.
2d. Expresión Erótica Sexual Predominante: cuando el sujeto, de un promedio de 10 excitaciones, orgasmos u ambos, 8 las realizan con objetos o prendas como estímulos sexuales efectivos.
2e. Expresión Erótica Sexual Exclusiva: la persona sólo logra establecer su respuesta sexual mediante el uso de objetos (calzado, zapatos) o prendas (medias, calcetines) de otra persona.
El nivel de molestia o culpa del sujeto es variable e individual en todas las expresiones, pudiendo existir desde el nivel 0 hasta el 7, o no existir.
En cuanto a que sea considerado como delito, dependerá más que de la expresión misma, de la forma cómo se obtengan las prendas u objetos de fetichismo. 

El desorden fetichista es mucho más común entre hombres que en mujeres, pero no es absolutamente exclusivo de ellos. Algunas mujeres también podrían desarrollar fijaciones fetichistas. Una vez más, no tenemos explicaciones claras de por qué, pero si hay varias teorías. Hay quienes aseveran que se debe a los niveles de andrógenos (específicamente la testosterona). Algunas personas insisten en que se trata de un fenómeno genético, mientras que otras piensan que como los hombres tradicionalmente responden más favorablemente a estímulos visuales, son más propensos a enfocar sus energías sexuales en algún objeto que puedan mirar.

En fin, sigue siendo otro punto debatible que necesita continuar siendo estudiado e investigado por las comunidades profesionales psicológicas y sexológicas.

Lo más probable, como muchos aspectos en el ser humano, es que influya un componente genético (neuroquímicos cerebrales), una parte ambiental (el entorno en que uno ha sido criado, las experiencias vividas de muy pequeños) y la forma de ser (personalidad) de cada persona en particular. 

¿Cómo dejar de ser fetichista de pies?
Se puede tratar mediante la Terapia Cognitivo Conductual, la cual ayuda a intervenir en los pensamientos, las emociones y la conducta, esto ayudará a que tenga una mejora de forma progresiva en las relaciones sexuales. Y así reducir la ansiedad que le produce la atracción por los pies.

A continuación, se presenta algunos testimonios de personas que han experimentado ese gusto por fetichismo del pie. Algunos casos tan inusuales y sorprendentes que usted jamás imaginó que fuesen posible:

TESTIMONIO 1
Soy fetichista de pie, nadie lo sabe, y no se lo quisiera decir a nadie nunca. Me siento realmente mal, humillado, triste, y defraudado. Nunca podría contárselo a mis padres ni a nadie. Por otra parte tengo mucho miedo de que se enteren. Constantemente estoy disimulando, pero no sé cuanto puede durar. Lo que más triste me pone es que de esta manera nunca podré tener un hijo y formar una familia normal. No sé que hacer, me estoy desesperando.
Eduardo, 25, Argentina
TESTIMONIO 2
Desde muy chico me masturbo, mis fantasías de entonces son los pies femeninos. Nunca lo hablé con mis padres ni hermanos ni amigos. Fue desde siempre una sexualidad introvertida y reservada. Lo que me atraía de los pies femeninos eran su olor y su forma, y el hecho de pisarme.
Desde que empecé a salir con chicas, al principio me intimidaban y les tenía algo de miedo. Era un enamoramiento platónico y asexuado, pero en realidad estaba muy reprimido. Hasta el día de hoy con mi actual novia me pasa lo mismo: los pies de las mujeres, cuando los veo de arriba, ejercen sobre mí una atracción irresistible, pero cuando tomo contacto real con ellos ya después no me excitan como en la fantasía. Dr. le cuento todo esto porque necesito su ayuda pues amo a mi novia, soy virgen y quiero tener una sexualidad normal, casarme y tener hijos.

Juan Carlos, 29, Colombia
TESTIMONIO 3
Andando en Internet encontré su página y vi una consulta de que a un chavo le gustan los pies de hombres, yo padezco de eso: me gusta ver los pies de hombres, que sean bien formados, también me excitan los calcetines, esto me provocó confusiones sexuales. Desde niño sentí atracción por los chicos, he tenido relaciones homosexuales pero no quedo satisfecho y a veces pienso que no soy gay, pero la atracción por los pies es inevitable, me gusta estar con ellos pero solo cosas light, con ropa; por eso le escribo, para saber si realmente soy o no homosexual, mi futuro siempre me lo imagino casado y con hijos. Espero que me ayude.
Alex, 28, México
TESTIMONIO 4
Yo desde chico fantaseaba y dejaba volar mi imaginación cuando en clase me ponía a observar los zapatos y las medias de mi profesor mientras él estaba sentado en su escritorio, siempre usaba de distintos colores, negras, azules, blancas, él movía sus pies y a veces se relajaba sacándose los zapatos por debajo de su escritorio, creyendo que nadie lo veía. Luego en mi casa soñaba con todas las cosas que me gustaría poder haber hecho.
Bruno, 31, España
TESTIMONIO 5
Me gusta coleccionar medias y calcetines usados de todo tipo (delgadas, gruesas, sport, de vestir, cortas de esas que llegan al tobillo, largas que llegan hasta la rodilla, con mucho o poco uso, nacionales e importadas, con o sin diseño, etc.). Los he ido coleccionando desde pequeño, de familiares, amistades e incluso desconocidos, y los conservo en bolsas numeradas en perfecto orden, con fecha e indicando de quién son y cómo hice para conseguirlas.
Steven, 20, Nueva York, USA
TESTIMONIO 6
De pequeño solía dormir a los pies de la cama de mi tío, y desde allí recuerdo que empezó mi gusto por este fetiche.
Fernando, 22, Colombia
TESTIMONIO 7
Una vez mi colega del trabajo había bebido demasiado, tanto hasta quedar inconsciente y no había nadie más en casa. Se quedó dormido en la cama. Le hablaba y movía para despertarlo, pero como seguía roncando, decidí ponerle cómodo y sacarle sus zapatos, entonces aproveché el momento y hundí mi cara y nariz en sus medias, las olí y luego se las quité. A la mañana siguiente, él no se acordaba de nada.
Ricardo, 24, Venezuela
TESTIMONIO 8
Yo recuerdo que mi padrino venía de la oficina y cuando llegaba a casa me pedía que le quitara los zapatos y que le hiciera masajes en sus pies, recuerdo que cuando le sacaba sus zapatos, él tenía puestas medias negras de ejecutivo, esas medias de terno o traje. También me gustaba jugar a que le hacía cosquillas en los pies con sus calcetines negros puestos. Y desde entonces me he dado cuenta que tengo este fetiche por ver, tocar, masajear y oler medias negras.
Renato, 33, Chile
TESTIMONIO 9
Así como a los heterosexuales les gusta ver las piernas de las mujeres, cuando voy por la calle me gusta estar mirando los pies, zapatos, medias o calcetines de hombres. Los veo en el lugar de trabajo o de estudios, en el transporte público, en restaurantes, en el cine, en el centro comercial o mall cuando van a comprar zapatos y se los prueban, luego en la calle caminando, sentados en las bancas, haciendo que los lustradores o lustrabotas les lustren los zapatos, durmiendo en los parques echados en el césped relajándose y algunos hasta se quitan los zapatos, también he visto taxistas que se echan a descansar en sus autos, se sacan los zapatos y ponen sus pies adelante hacia arriba, las playas también son un buen lugar, los gimnasios, etc.
Fabio, 22, Lima, Perú
TESTIMONIO 10
A mí particularmente me gusta leer relatos sobre fetichismo que encuentro en internet, y si mencionan que son historias reales, mucho mejor. Me excitan bastante.
James, 19, Francia
TESTIMONIO 11
Paciente que viene a consulta describiendo lo siguiente: "Sucedió después de una reunión en que mi jefe se embriagó, entonces me ofrecí a llevarlo a su casa ya que él no podía manejar en ese estado; es bien guapo, es ejecutivo de una financiera, alto, blanco, varonil, grueso, es heterosexual pero tiene una debilidad por beber mucho, así que aproveché eso. Primero lo senté en el sillón de su sala pero como veía que ya le estaba haciendo más efecto el alcohol, le dije para llevarlo a su cama. Le dije que le tenía que sacar su terno que usa en la oficina, para que no se arrugara. Se dejó sacar su saco, le aflojé su corbata, le saqué sus zapatos para que no pudiera levantarse. Le empecé a hacer masajes en sus pies para ver si aceptaba y a la vez si se relajaba, mientras le iba haciendo más efecto el alcohol. Al parecer, le agradó y me ha pedido para volver a hacerlo. ¿Debería seguir con esto o detenerlo del todo?".
Rubén, 29, Arequipa, Perú
TESTIMONIO 12
Mi perro juega a que me lame los pies. ¿Eso sería considerado fetichismo o no?
Anónimo, 38, México
TESTIMONIO 13
Un paciente llegó a confesar que su fetichismo por los pies había llegado a un grado tan extremo que se dedicaba a quitarles los calcetines de los hombres que se quedaban a pasar la noche en su casa. 
Anónimo, 25, Trujillo, Perú
TESTIMONIO 14
Un nuevo paciente comentaba que, debido al alto nivel de ansiedad, excitación y desesperación que le provoca saciar las ansias de su fetichismo, suele pagar 50 a 100 soles a caballeros heterosexuales para que le dejen tocar sus medias y hacerles cosas a sus pies, como se muestra en la foto arriba.
Giancarlo, 32, Miraflores

TESTIMONIO 15
Este paciente contó que todo empezó desde muy pequeño; su papá siempre usaba zapatos sin pasadores. Cuando su padre tomaba una siesta en la cama, veía televisión en el sillón de la sala, o se sentaba en el parque (como se ve en la foto), él siempre trataba de sacarle los zapatos a su papá a la fuerza. Uno de los momentos favoritos del hijo fue cuando, para su cumpleaños, contrataron una de esos trampolines elásticos para rebotar dentro, con mallas a los costados, e hizo que su papá entrara con él para saltar. Como su papá estaba vestido con ropa formal no quería sacarse los zapatos, el hijo lo tumbó al piso y con todos los saltos y rebotes al papá le era difícil ponerse de pie. Entonces el hijo aprovechó la oportunidad y se abalanzó hacia los pies de su padre. Le cogió uno de sus pies y el papá le decía que lo soltara, pero el hijo rápidamente le sacó el zapato a la fuerza. El papá retiró su pie y le ordenó que le devolviera su zapato pero el chico se rehusó. El papá intentó atraparlo pero volvió a caer rebotando. El hijo agarró el otro pie de su papá y le sacó el otro zapato. El papá estaba enfurecido. Luego el hijo decidió que también podía aprovechar para quitarle las medias negras elegantes que traía puestas el padre. El papá, que aún no podía ponerse de pie, le ordenaba que se detuviera pero el hijo no le hacía caso. Finalmente el muchacho logró sacarle ambos calcetines a su padre y salió huyendo con su botín (los zapatos y las medias de su padre) en las manos. El padre iba corriendo descalzo y muy molesto tras de su hijo por todo el recinto de la fiesta. Los invitados y familiares se reían del padre, quien terminó muy avergonzado. Y así contaba varias anécdotas que él considera han sido el origen de su fetiche.

Pedro, 40, San Isidro.
TESTIMONIO 16
Un lector del distrito de Los Olivos nos ha enviado este relato de la vida real para que vean hasta qué punto puede ser tan obsesivo este gusto o atracción  peculiar de fetichismo:
"La primera experiencia fue inolvidable pues fue así sin pensarlo y sin programarlo. Me vino a buscar a mi casa mi amigo en una combi (camioneta) en la que trabaja. Me preguntó si yo tenía tiempo porque necesitaba charlar. 
Manejando por la Avenida Universitaria, me llevó a un parque que está entre Comas y Carabayllo, se estacionó ahí, apagó el motor y permaneció en su asiento. Yo iba en el copiloto. Yo iba mirando desde que subí sus deliciosos pies. Ese día él traía puesto unos pantalones de vestir azul oscuro, medias blancas delgadas y unos mocasines negros encantadores. 
Iba como tuerto yo, un ojo miraba sus pies y el otro para adelante, ganas no me faltaba de aventarme a mi amigo pues para mí es super excitante los movimientos que hacen los pies al momento en que uno conduce.
Pero bueno, llegamos, pidió antes una cerveza y una coca cola porque yo soy de muy poco trago y no fumo.
Entonces empezó la conversación. Me contó sus problemas y yo le ayudaba dándole consejos. Y de pronto, como la plática estaba buena, se prolongaba por más de 40 minutos, se acomodó en su asiento, levantó su pierna izquierda y puso su pie izquierdo en el tablero.
Claro que primero se sacó el zapato y se quedó en medias. Yo al toque me puse nervioso, pues me moría de las ganas.
Al rato, el desgraciado levantó la pierna derecha y puso su pie en el parabrisas.
Lo estiró tanto que quería relajarse solo en medias... ¡dime si eso no era provocador!
Yo no resistí más y me aventé y le dije disimuladamente: "lo único que te falta es que te calatees".
Él se rió y dijo: "¿Te molesta?".
Yo me reí y le dije que no, pero que le hacía mucha falta unos masajes, y él me respondió: "¿Podrías hacerme masaje a mis pies?".
Yo con duda le dije que sí podía hacerlo, así que cambió su postura hacia mí.
Yo también cambié mi postura y puso sus deliciosos pies talla 42 en mis piernas mientras yo, poco a poco, los iba tocando lo calientes que estaban.
Así que le fui dándole masajes al punto que me dijo que se sentía muy aliviado, el que yo le haga eso, todo en medias, porque la verdad sentía miedo de quitárselas, yo no quería y él tampoco me pedía que se las quitase, así que proseguí mientras seguíamos conversando.
Ya cuando estábamos para terminar la charla que se había prolongado por más de una hora y media, me dijo que era hora de irnos, que iba a hacer una vuelta, que tenía que trabajar.
Así que ahí le dije si le gustaría que le diera un masaje más especial, a lo cual me dijo: "¿pero cómo, más especial que esto hay?".
Entonces me dijo: "claro, hazlo, a ver". Le quité sus medias, sus pies estaban buenos, olían sí, porque transpiran mucho cuando manejan, y me los metí a mi boca.
El se sorprendió, yo estaba asustado, no sabía que diría él. Pero me dijo. "oye, eso sí que está formidable. Nunca he soñado que alguien se tragase mis pies de esa forma, sigue, sigue".
Así que se los lamí, chupé, besé, pero antes les di el masaje. Así que solo fueron 10 minutos. Yo lo gocé al máximo, él estaba complacido, se sentía rey.
Yo mismo le puse las medias nuevamente y le puse sus zapatos.
Empezó a manejar y en el trayecto le dije si podía agacharme para ver y oler de cerca sus pies. Y me dijo: "hazlo pero con cuidado".
Yo me tiré al suelo y aproximé mi cabeza hasta donde estaban sus pies conduciendo.
Lo más loco fue que cada vez que él pisaba el freno, se encendía una luz en ese sitio, debajo del timón, y le daba un ambiente especial.
Yo, en mi difícil posición, le doblaba la basta del pantalón para poderle ver más y más sus medias... y eran increíbles.
Su pantalón estaba remangado hasta la rodilla. Sus zapatos estaban calientes y era perfecto. Le pedí que se quitara el zapato que pisaba el acelerador y el freno, y me dijo que yo mismo le quitara los mocasines.
Mientras él manejaba, sin más demora, le quité sus mocasines negros y pedaleó en medias. Sentí el calor de sus zapatos y el olor que se propagó por ese sitio.
Era excitante verlos, cómo los movía, cuando frenaba me decía: "pon tu mano en el freno". Sacaba su pie de ahí y me lo ponía en mi cara. Era super delicioso. Ya para ese rato me había mojado, él también.
Cuando me despedí, me dijo que iría a cambiarse porque su ropa interior estaba mojada. Me agradeció y yo igual le agradecí mucho también. Con él ya lo he hecho 3 veces en lo que va de este año. 
Así empecé mi experiencia con esto de los pies.
Johnathan, 25, San Martín de Porres, Lima Norte
TESTIMONIO 17
Paciente cuyo estímulo visual consiste en buscar toda oportunidad que pueda para acercarse a los pies de algún hombre desprevenido. Cuando puede, les toma fotos para recordar el momento, como la que se muestra arriba. Él señala que hay personas que se suelen sacar los zapatos en el cine y allí aprovecha para observarlos y acercarse lo más que pueda sin que se den cuenta. En este caso, él no desea modificar sus conductas atípicas; viene a consulta únicamente para reducir la ansiedad que esto le genera.
Rafael, 23, Lince
TESTIMONIO 18
Un paciente fetichista de pies comentó que se había aliado con un amigo. El objetivo era abordar en alguna reunión, entre los dos, a un hombre heterosexual, o ebrio, que le pareciera atractivo. Luego llevarlo a un lugar más cómodo, apartado o discreto. Una vez allí, mientras el amigo sujetaba al extraño, el fetichista se encargaba de sacarle los zapatos al hombre, ya sea que el hombre opusiera resistencia o estuviese inconsciente. El fetichista aprovechaba, ese momento, para excitarse, manosearle y tocarle sus pies con medias, olérselos, sacárselas, etc. Esa ha sido una de las experiencias más extrañas e inusuales.
Anónimo, 20, San Borja
TESTIMONIO 19
Luego está el testimonio de un paciente fetichista que señala que se dedica al oficio de lustrabotas, por la Plaza San Martín, con el fin de acercarse y tener contacto con el calzado, y a veces los pies, de los señores.
Yahir, 22, Cercado de Lima

TESTIMONIO 20
Una vez acudió un paciente cuyo fetichismo llegaba a tal extremo que le excitaba que los pies tuvieran un olor fuerte y le gustaba poner su nariz lo más cerca posible para percibir su "aroma".
Andrés, 32, España
TESTIMONIO 21
Alguna vez asistió una mujer fetichista de pies amsculinos. Es poco usual pero sí existen mujeres fetichistas. Ella es una mujer que adopta el papel dominante en prácticas sexuales de bondage, disciplina, dominación y sumisión o sadomasoquismo, que suelen abreviarse como BDSM. Contó que sus sumisos suelen dirigirse a ella en forma servil, obediente, de vulnerabilidad. Sus clientes suelen ser importantes ejecutivos o gerentes con altos cargos de mando, que tienen a su cargo empleados subordinados a ellos. Contaba que cansados de ese rol de dominantes, con ella querían ponerse serviciales. Esta dominatriz no dominaba exclusivamente a un compañero masculino, sino que podía tener también mujeres sumisas.
Raquel, 28, Holanda
TESTIMONIO 22
A mí sólo me atraen los pies grandes, cuya talla de zapato sea del 44 a más. No me excitan tamaños de pies menores que la talla 44.
Pedro, 26, Córdova
TESTIMONIO 23
Paciente que refiere que su fetichismo empezó de niño, cuando su padre le castigaba y era uno de los pocos momentos en que tenía contacto físico con él. Su padre era muy frío y estricto y casi no le expresaba afecto. El paciente refiere que de niño, jugaba debajo de la mesa mientras su padre estaba sentado en la mesa. Al hijo le gustaba tocar los pies con medias del padre y jugar con ellos ya que encontró que era la única forma de entrar en contacto con él y expresarle afecto sin que el padre se enojara. De repente el padre movía sus pies y de casualidad entraban en contacto con el cuerpo del hijo. Desde allí él recuerda que empezó a tener ese gusto por los pies de hombres adultos mayores. Este es un caso que demuestra claramente que la sexualidad se va fijando desde la niñez. 
Christian, 21, Italia
TESTIMONIO 24
Un paciente que ofrece sus servicios de masoterapia, masaje para pies o masaje shiatsu con el fin de tener acceso a los pies de los hombres y poder tocarlos, manosearlos, masajearlos, sobarlos, frotarlos, acariciarlos, etc. con el permiso de ellos. 
Orlando, 33, Centro de Lima
TESTIMONIO 25
A otro paciente le gusta tomarles fotos a los pies de los hombres que los muestran en la calle o que se quedan dormidos en el parque
Rodolfo, 21, Brasil
TESTIMONIO 26
A este paciente particularmente le encantan las medias delgadas, transparentes, de seda o nylon, que en inglés les llaman sheer socks y que se ven muy elegantes
Jorge, 54, Chosica
TESTIMONIO 27
En mi caso tengo una predilección por tener a hombres con sus pies atados, amarrados o asegurados ya sea con sogas, cinta scotch, masking tape, corbatas, telas, alambres, cables, cadenas o sus propias medias o calcetines. Este tipo de fetichismo de los pies o parafilia recibe el nombre de bondage (por su origen de la palabra en inglés) o sumisión.
Fritz, 35, Alemania

TESTIMONIO 28
Yo le encuentro placer en ponerles cosas en los pies, como por ejemplo: hielo, líquidos (agua, vino, leche, jugos, yogurt, líquido seminal, etc.), alimentos (helado, fudge de chocolate, gomitas dulces de azúcar, frutas, etc.), para luego lamerlos y saborearlos en el pie
Felipe, 27, Uruguay


TESTIMONIO 29
Incluso existen fetichistas que se dedican a plasmar sus gustos o placeres en forma de dibujos de caricaturas o comics como se muestra arriba
Fantasy Studio, 2003, USA

TESTIMONIO 30
Un taxista contó que una vez subió un pasajero y ofreció pagarle una cierta cantidad de dólares si le entregaba sus calcetines con la condición de que el taxista permitiera que el propio pasajero le sacara los zapatos y calcetines de sus pies
Víctor, 33, San Miguel


TESTIMONIO 31
Existen fetichistas que se sienten atraídos por el calzado de su doctor y durante la sesión se les dificulta evitar estar mirando de reojo constantemente los pies de su médico. Algunos se quedan mirando fijamente el movimiento de los pies del especialista. Algunos llegan a preguntar dónde adquirió sus calcetines o sus zapatos, como para hacer conversación sobre el tema. Algunos llegan a insinuar o confesar su fetichismo y otros, más osados, han llegado a tocar el zapato o la media del profesional inesperadamente.
Psicólogo clínico, 35, San Borja

En las bodas mexicanas, los amigos del novio suelen hacer un ritual llamado "el muertito", que significa que el novio muere a la soltería, entonces le sacan los zapatos como si estuviera muerto, algunos lo desnudan, lo pasean por entre todos los invitados y finalmente lo lanzan en el aire y los amigos lo sostienen para que no caiga al piso. Los amigos conservan las prendas y luego se las entregan a la novia para que vuelva a vestir al novio. 



Nota: Pueden leer más testimonios sobre este tema en los comentarios que figuran al final de este artículo. 

Es comprensible la desesperación de Eduardo (el primer testimonio), pero por lo menos dio un paso al contarlo a través del consultorio, o sea que tal vez no pueda seguir diciendo que "nunca podría contárselo a nadie" pues ya lo ha hecho. Existe tratamiento para pacientes fetichistas y adoradores del pie, y se puede lograr que bajen su nivel de culpa y angustia. El fetichismo puede darse en homosexuales, bisexuales y/o heterosexuales. En algunos casos de fetichismo pueden llegar a formar una familia y tener hijos. A veces comparte su afición con su pareja mujer con la cual piensa casarse; lo que no quita que algunos deseen vivir sus prácticas fetichistas en relaciones homoeróticas. También se está observando cada vez más conductas o rasgos fetichistas en mujeres, o algunas lo hacen por complacer a su pareja. Cuando el fetichismo se acompaña con gran carga de angustia, depresión y/o culpa consideramos que es momento de recurrir a la ayuda psicológica de un psicoterapeuta.

¿Cómo se cura el fetichismo?

No se considera una enfermedad o trastorno mental y, por lo tanto, no tiene una cura específica.

Sin embargo, si el fetichismo está causando problemas a la persona o a su vida sexual, existen diferentes formas de tratamiento que pueden ayudar a reducir la intensidad del fetichismo o a aprender a controlar su comportamiento sexual. Algunas opciones de tratamiento pueden incluir:

Terapia sexual: Un terapeuta especializado en terapia sexual puede ayudar a la persona a comprender mejor sus deseos sexuales y a aprender a controlar su comportamiento sexual.

Terapia cognitivo-conductual: Este enfoque terapéutico se centra en identificar y cambiar los patrones de pensamiento y comportamiento que contribuyen al fetichismo.

Terapia de exposición: Esta terapia implica exponer gradualmente a la persona a situaciones que desencadenan su fetichismo para ayudar a desensibilizarse y aprender a controlar sus impulsos.

Es importante destacar que el tratamiento del fetichismo dependerá de las necesidades individuales de cada persona y de la gravedad de su situación. Además, muchas personas pueden vivir felizmente con su fetichismo sin la necesidad de tratamiento.
Tratamiento disponible:


1. Entrenamiento de Autocontrol.
 El programa de entrenamiento de autocontrol se lleva a cabo en las siguientes fases:
2. Auto-observación.
 En un primer momento habrá que enseñar al paciente o operativizar sus problemas, para posteriormente obtener datos acerca de las características topográficas y las relaciones funcionales de los mismos. 
3. Establecimiento de Objetivos.
 El paciente habrá de decidir que nivel de control quiere alcanzar sobre la respuesta conflictiva. 
4. Entrenamiento en técnicas concretas y establecimiento de criterios de ejecución.
 En esta fase se deciden las técnicas concretas de autocontrol en las que se entrenará al cliente. A su vez se establecen las reglas de conducta que guiarán todo el entrenamiento, es decir, qué se compromete a hacer el cliente y en qué momentos concretos. 
5. Aplicación de las técnicas en contexto real.
 Una vez que el entrenamiento se ha llevado a cabo en la consulta, el siguiente paso es la puesta en práctica de lo aprendido en su vida diaria. 
6. Revisión de las aplicaciones con el terapeuta.

Una vez que el sujeto empieza a afrontar situaciones reales, la tarea en las sesiones con el terapeuta consistirá en revisar las aplicaciones concretas realizadas, analizando las dificultades y problemas surgidos para su solución.

El fetichismo puede ser encauzado y, hasta cierto punto, mejorado mediante terapia psicosexual. Entre los principales objetivos tenemos: que el consultante o fetichista no se sienta angustiado, deprimido ni con culpa, sino más bien que aprenda a comprender y aceptar las características particulares en cuanto a los placeres de cada ser humano; que no se sienta extraño o raro por tener dicho gusto ni frustrado al no poder realizar sus fantasías; y que pueda controlar sus impulsos o expresarlos según la situación y el entorno. La fantasía difícilmente se pierde y el objeto sigue siendo lo que los excita más, pero se busca incorporar otras actividades que también puedan satisfacerles para agregar variedad a las fantasías sexuales y lograr que la persona pueda tener experiencias gratificantes y así ampliar su perspectiva y, por ende, lograr su estabilidad emocional. Se trata de expandir el repertorio y tener varias opciones. No dejes de buscar consultoría y apoyo profesional.

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